Los padres de una niña de años que fue violada por su primo en la provincia de Baghlan, en el norte de Afganistán, se tomaron la justicia por su mano y cortaron la nariz y las orejas al agresor después de invitarlo a cenar en casa el pasado lunes. Los progenitores reconocieron la mutilación tras ser detenidos por la Policía, pero justificaron que era la única manera de hacer justicia.
El Código Penal afgano no considera la violación un delito y a menudo la víctima es castigada porque se la acusa de haber mantenido relaciones sexuales fuera del matrimonio, algo que sí que está penado con condenas de entre cinco y quince años de cárcel. Da lo mismo que las relaciones hayan sido en contra de su voluntad, porque además suele ser difícil demostrarlo antes la justicia o la palabra del hombre siempre tiene más peso que la de la mujer en Afganistán ante un tribunal.