Una mujer neoyorquina de 36 años falleció tras renunciar a someterse a un tratamiento contra el cáncer que padecía, ya que esto significaría la muerte del bebé que estaba esperando.
Elizabeth Joice falleció semanas después de dar a luz a su pequeña bebé, publica el New York Post. La mujer tenía cáncer de pulmón, por lo que los doctores le preguntaron si quería terminar con el embarazo y empezar con el tratamiento contra su enfermedad.
La joven madre tomó la difícil decisión de elegir que su bebé viva. Mientras avanzaba el embarazo y al mismo tiempo su enfermedad, Elizabeth lógicamente se iba debilitando.
“Tener un hijo era una de las cosas más importantes del mundo para ella”, dijo Max Joice, el esposo de Elizabeth. “Ella dijo, 'si acabamos con el embarazo y luego resulta que no pueda tener hijos después, quedaré devastada'. Sabía que esta sería su única oportunidad”, manifestó.
ustamente por la enfermedad, los médicos dijeron a la pareja que había muy pocas posibilidades de que tengan hijos, por lo que el embarazo también fue una sorpresa, o como la pareja misma dijo, “un milagro”.
Elizabeth y Max estuvieron juntos desde el 2010. En setiembre de ese año, la mujer descubrió que tenía un tumor. Cuando conocieron esos resultados, se comprometieron y se casaron un mes después.
En esa época, inició el tratamiento contra el cáncer y tres años después, fue declarada libre de la enfermedad. Entonces, se mudaron en junio a Roosevelt Island para iniciar una familia.
Días despúes, Elizabeth descubrió que estaba embarazada, lo cual primeramente fue una noticia recibida como milgaro. Pero en el mes siguiente, supieron que el tumor había regresado.
Los médicos removieron el tumor pero como estaba embarazada, no pudo realizarse la quimioterapia, por lo que persistía la posibilidad de que el cancer avanzara. Fue entonces cuando tomó la decisión de rechazar el tratamiento.
La pequeña Lily nació prematura el 4 de enero de este año, por cesárea. Luego, la salud de Elizabeth decayó rápidamente, y el cáncer se esparció, llegando al corazón y al abdomen, además de su pulmón derecho.
“Nos despedimos. Parecía algo sacado de una película. Nos sentamos y lloramos. Tratamos de contarnos algunas historias, hablar de todas las cosas buenas”, cuenta Max. Elizabeth falleció el 9 de marzo, en la cama de hospital con su esposo al lado de ella.
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