Carmen está enamorada de su perro y quiere casarse con él. Después de pasar toda una vida de sufrimiento con los hombres ha decidido que el único ser al que ama y aprecia es su mascota.
Aunque aún no ha tenido ningún tipo de actividad sexual con el animal admite tener pensamientos impuros con su dálmata y pide respeto ante, según ella, ‘’una sociedad intransigente con su punto de vista’’.
La mujer, que no pasa por ningún tipo de tratamiento psiquiátrico, irá hasta donde haga falta para reivindicar su derecho al matrimonio entre personas y animales.
Comentario: Parece ser que se está poniendo de moda eso de enamorarse y casarse con mascotas. Ya aquí en esta sección hablábamos de un indio que se casó con una vaca, aunque en este último caso, sí que hubo actividad amorosa entrambos.
De cualquier modo, vamos a ser más tolerantes: si la buena mujer quiere a su perro, pues que la dejen casarse o hacerse pareja de hecho y lecho. ¿Quiénes somos nosotros para ponerle muros al mar?
Ustedes vosotros, queridos lectores, sean todo lo felices que puedan, amen a aquellos seres que nos den amor, y no olvidéis que la vida son dos días, y un día y medio de los dos, está lloviendo.