Varios estudios experimentales han demostrado que la música ambiental y su estructura (volumen de sonido, el tempo o la tonalidad) pueden afectar al tráfico de personas en un centro comercial, el volumen de ventas o incitar, por ejemplo, a la compra de un vino francés al sonar música de ese país. Investigadores de la Universidad Bretagne-Sud (Francia) sostienen ahora que la música muy fuerte hace beber más en menos tiempo, según el trabajo que publican en la revista Alcoholism: Clinical & Experimental Research.
Los investigadores visitaron, con el consentimiento de los propietarios, dos bares de la Bretaña francesa, seleccionaron, sin su conocimiento, a 40 jóvenes de entre 18 y 25 años que se sentaban en parejas y que pedían cerveza. Previamente, manipularon al azar el volumen de la música. Con el nivel habitual (72 decibelios), los clientes pedían 2,6 cervezas de cuarto de litro y tardaban 14,41 minutos en consumir cada una; al máximo volumen permitido (88 decibelios), bebían 3,4 consumiciones e ingerían cada una en 11,45 minutos. Curiosamente, en ambas situaciones necesitaron siete sorbos para acabar la bebida.
El científico español destaca la candidez de los autores, que al final del estudio y con el objeto de ayudar a reducir las muertes por alcoholismo o por accidentes de tráfico piden a los bares que pongan la música ambiental a un nivel moderado y a los clientes que tengan en cuenta que los locales con música muy fuerte pueden influir en su consumo de alcohol."La música ruidosa pudo haber excitado al consumo o tener un efecto negativo sobre la interacción social en el bar, de modo que bebieran más porque hablaron menos", dice Nicolas Guéguen, uno de los firmantes del estudio. "Es un artículo que tiene más interés por su curiosidad que por su relevancia sanitaria porque la muestra es pequeña y no tomada al azar", dice Fernando Rodríguez Artalejo, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Autónoma de Madrid. Sin embargo, Artalejo destaca el hecho de que todavía haya científicos que salgan a la calle a investigar, "algo que se ha ido perdiendo, sobre todo en ámbitos como el biomédico".