El pasado viernes un chico de 17 años, Christopher Roupe, murió por el disparo de una policía en su casa en el estado de Georgia, Estados Unidos por tener uncontrol de Wii en la mano. Testigos y el abogado de la familia aseguran que
Christopher se disponía a ver una película y abrió la puerta a los dos policías que iban por una orden de violación de libertad condicional contra su padre.
La mujer policía que disparó, cuya identidad se ha mantenido privada, habría confundido el control con un arma apuntada hacia ella y su primera reacción fue
dispararle al pecho.Al ver que el muchacho no representaba ningún peligro y se estaba desangrando, llamó atención médica y salió de la casa sollozando al ver lo que había hecho. Pero ya era tarde, no logró llegar al hospital.
Christopher cumpliría 18 años este fin de semana y planeaba unirse a la Marina estadounidense al graduarse. Mientras las investigaciones y el proceso legal por la demanda que interpuso la familia del chico continúa, a la policía (con más de 10 años de entrenamiento y experiencia en su campo, según su jefe) se le impuso licencia administrativa.
No es la primera ni la última vida que se cobra esa idea de “dispara primero, pregunta después” y la libertad con la que los policías desenfundan sus armas en Estados Unidos, pero casos como este muestran lo absurda que puede llegar a ser la situación.