"Lástima, asombro, horror". Mientras esperaba su llegada sentado en un café, Lee Jordan imaginaba que ésas serían las sensaciones que Beth Schwein sentiría al ver lo mucho que había engordado desde la adolescencia.
Cuando hablaron por teléfono, sólo se había atrevido a decirle que estaba fuera de forma, que había ganado algo de peso y que se estaba quedando calvo. Por eso descontaba que su decepción sería muy grande.
Pero Jordan se encontró con todo lo contrario. "Beth me miró y sólo vio a Lee Jordan. Nada más. Sólo había amor y aceptación en sus ojos", contó a la cadena CNN.
"No tengo palabras para expresar lo poderoso que fue eso. Fue el quiebre que me permitió cambiar las cosas", agregó.
Se habían conocido en Washington, Estados Unidos, cuando él tenía 15 años y ella 16. Fue amor a primera vista, porque al poco tiempo empezaron a salir.
Tras terminar la escuela secundaria, ambos fueron a Virginia, para estudiar en la universidad de Radford. Su idea era graduarse y luego contraer matrimonio.
Pero poco a poco, Jordan empezó a interesarse más en ir de parranda que en estudiar, lo que fue alejando a Beth. Hasta que finalmente, ella decidió terminar la relación.
Entonces comenzaron los problemas para Jordan. Dejó la universidad, volvió a su hogar y comenzó a trabajar en una tienda de ropa.
Se volvió muy exitoso en lo laboral, pero a un enorme costo emocional. Se hizo adicto a la comida, y llegó a consumir hasta 12.000 calorías por día.
A pesar de someterse a distintos tratamientos a lo largo de los años, el peso que lograba perder lo recuperaba meses después. Ni siquiera le sirvió pasar a un trabajo menos estresante. Su angustia continuaba, y su enfermedad también.
En ese contexto, sus únicos pensamientos positivos estaban dirigidos hacia Beth, con quien no mantenía ningún vínculo y de quien no sabía nada. Sin embargo, le repetía a sus amigos que ella era su único amor.
Beth se había casado, pero no era feliz. Un día murió una tía y, en su último deseo de vida, le dijo que buscara la felicidad.
Entonces decidió escribirle a Jordan, contándole lo que añoraba su amor y pidiéndole disculpas por haberlo lastimado. Tiempo después se reencontraron y el milagro se produjo.
"Estaba vivo de vuelta", confesó Jordan. Fueron amigos muy cercanos entre 2008 y 2012, años en los que Beth lo animó a que dejara de comer e hiciera ejercicio.
Hasta que en 2012 ella se divorció y, pocos meses después, se casó con él. Para ese momento, Jordan había bajado de 205 a 80 kilos.
"El amor, la aceptación y el apoyo hicieron la diferencia para mi", dijo Jordan. Gracias a ello,hoy es un hombre sano, que vive enamorado y hasta corre maratones como una práctica habitual.